martes, 30 de agosto de 2011

EL PERFUME

Desde niño siempre he estado obsesionado con los olores. Creo que fue una habilidad heredada de mi madre pero elevada  a su máxima expresión. Recuerdo que mi primera compra, producto de los  ahorros de mis mesadas,  fue una colonia Lapidus, el perfume para hombre de moda en aquel entonces,  me trastornaba  su olor en las calles, tenía que ser mío a toda costa. Reuní lo suficiente, una cantidad considerable para un niño de 12 años de la época, para adquirir una pequeña botella de ese elixir exquisito para mi olfato, pero era demasiado tarde, la colonia se había vuelto tan popular que pronto la deseche por otra.

Los olores me transportan, me trasladan, me muestran imágenes, me dan sabores y colores. A veces lo que más extraño de una persona no es su presencia, si no su olor, tan personal,  tan característico, tan único. Porque el olor es otra huella digital, nadie huele igual a otro, todos somos dueños de nuestro propio olor. Alguna vez entró en mi oficina una mujer que se había aplicado una fragancia que removió todo mi interior, tanto así, que tuve que enfrentarla y decirle: “Se sale  usted o me salgo yo, pero los dos no podemos permanecer en el mismo lugar”. Siento ganas de reír cada vez que recuerdo su cara de sorpresa y  desconcierto.

Creo ciegamente en la Aromaterapia. Nada puede sanar o tranquilizar más rápidamente que un olor que te penetra hasta los rincones profundos de tu alma. De la misma manera como un mal olor puede hacerte  odiar a la persona más bondadosa del mundo, un buen olor te puede hacer amar quizás a una persona no muy bien parecida. Nada más confortante que el suave olor  de tu propia madre y nada más sensual que tu pareja entrando perfumada debajo de tus sábanas.

Actualmente las compañías utilizan los olores como estrategia para la venta de sus productos, esto hace parte del llamado branding emocional, alteran tus emociones a través del olor y sales de aquella tienda con una camisa que quizás ni necesitabas. El poder de la fragancia.

Obviamente, cuando tuve la oportunidad de tener en mis manos el libro: El Perfume de Patrick Süskind fue orgásmico. Devoré sus páginas sintiendo cada una de las sensaciones, percibiendo cada uno de los olores y aun llegué a considerar buenas las acciones del asesino Jean Batipste Grenouille, protagonista del libro.

Creo que un resumen perfecto de lo que quiero exponer en este breve escrito lo hace Süskind magistralmente en estas cortas frases:

"Los hombres pueden cerrar los ojos ante la grandeza, ante el horror, ante la belleza, y cerrar los oídos a las palabras seductoras, pero no pueden sustraerse al perfume.
Porque el perfume es el hermano del aliento. Con él se introduce en los hombres y si estos quieren vivir tienen que respirarlo.
Y una vez en su interior, el perfume va directo al corazón y allí decide de modo categórico entre inclinación y desprecio, aversión y atracción, amor y odio.
Quien domina los olores domina el corazón de los hombres".

Para terminar esta canción de David Summers: EL BESO Y EL PERFUME.





lunes, 22 de agosto de 2011

NO TENGO BLACKBERRY


Inspirado en una historia de JC de Narváez

Si… aunque usted no lo crea… NO TENGO BLACKBERRY. Puede sonar a chiste, a comentario de mal gusto o quizás al disparate más descabellado de este mundo, es más, puedo ver el esbozo de sonrisa burlona que ahora usted tiene en su rostro… pero es la verdad… y creo que me avergüenza un poco admitirlo.

Tengo un teléfono móvil que la gente popularizo como “flecha” porque lo puede tener cualquier “indio”... y si... así me siento... Como un simple Chibcha, como un Muisca bajado a punta de espejo cada vez que alguien, ya sea en una reunión, en un restaurante o hasta en un simple bus saca el dichoso aparatito.

Mis amigos se burlan de mí pidiéndome el PIN… Veo como todos se divierten con los chistes de Natalia Paris y los rotan entre ellos…. Pero a mí nunca me llega nada... Ya ni reír puedo…

Una vez encontré a un par de amigos consolándose tan profundamente que pensé que algún familiar de ellos había muerto. Me acerqué con el ánimo de confortar a quien lo necesitara y lo que encontré fue que a uno de ellos se le había dañado su BB y estaba desconsolado… el otro le daba pequeños golpes en la espalda y le repetía constantemente” tranquilo… yo te entiendo”. Claro, el único  que no entendía era yo… No entendía como esa persona no  iba a ser feliz algunos días sin su cabeza gacha y sin sus dedos haciendo la forma de un cuadro y sin reír solo como un tonto… No… no lo entendía.

Días atrás un tío (más atrasado que yo, por supuesto, él no tiene ni teléfono) trato de consolarme diciéndome que estos teléfonos con oficina incluida, eran las nuevas cadenas de los nuevos esclavos corporativos. Ahora los horarios no eran de 8 de la mañana a 6 de la tarde, de lunes  a viernes; si no que las personas deberían estar disponibles 24 horas al día los 7 días de la semana para sus compañías gracias a estos últimos avances tecnológicos. Eran cadenas inalámbricas… así lo dijo.

Pero, yo quiero estar atado, quiero comprobar que se siente estar siempre conectado y no tener la zozobra de que si no estoy on line me pueda perder el fin del mundo, la entrega total de las FARC, la verdad acerca del Bolillo Gómez o si Juanita está feliz o si tiene dolor de muela para colocarle “Me Gusta”… yo quiero que esa cadena se me enrolle en el cuello, me saque los ojos de las orbitas y me asfixie hasta volverme morado… o del color del protector de mi Blackberry.

Amanecerá y veremos… pero no nos PINearemos… Por ahora…

lunes, 1 de agosto de 2011

CORTOS - JUAN CARLOS ORTIZ


Cuando recibí el ejemplar de este libro me impactó la frase que lleva en su carátula: “Cortos relatos del mundo de las ideas y de la creatividad escritos desde mi BlackBerry a 30,000 pies de altura.” Y más expectativa me generó cuando justo después de haberlo anunciado por los altavoces del lugar donde trabajo, se acercó a mí  el reconocido periodista colombiano Eduardo Arias (Zoociedad, Quack el Noticiero, Reencauchados, Semana, SOHO, Señal Colombia, entre otros) a preguntarme datos más específicos del libro recién mencionado.

Inmediatamente note el diseño: Elaborado como si fuera un libro de fotografía de esos que se imprimen en gran formato y también llamó mi atención que estaba escrito 100% en inglés y español.

¿De quién rayos vendría una idea tan creativa? Toda duda se aclaró cuando supe quien lo había escrito: Juan Carlos Ortiz. Este publicista colombiano que llego a ser Presidente de la Agencia de Publicidad Leo Burnett en Colombia, en Latinoamérica y en los Estados Unidos y actual presidente de DDB Latina, premiado en el primer salón de la fama del FIAP( Festival Iberoamericano de Publicidad) y muchos reconocimientos más, era el creador de esta obra tan particular.

Juan Carlos era parte del equipo creativo de los famosos comerciales del Banco Davivienda “Su dinero puede estar en el lugar equivocado…” además es ganador del LEON DE ORO del Festival Internacional de Publicidad de  Cannes por su comercial “Caspa” para el programa del gobierno contra las drogas.


Como su nombre lo dice son “cortos” acerca del mundo de la publicidad. Escritos de experiencias muy interesantes y muy divertidas  de lo que ha podido recapitular este genio creativo. Pienso que un buen resumen es que la publicidad actual está hecha para la gente y por la gente. La perspectiva ha cambiado. Las personas no comen entero, ahora todo es retroalimentado por el consumidor y esto lo debemos de tener en cuenta en nuestras profesiones. Hay diversidad de servicios y productos en el mercado, la estrategia es mantener al público pendientes de nosotros, pero con calidad. En nuestro días, el espectador es crítico, un duro crítico. Calidad, Honestidad y Verdad deben ser los bastiones de toda campaña.

Un libro recomendado para las personas que estamos en el mundo de la publicidad.

Aquí les dejo el comercial ganador del LEON DE ORO en Cannes.