martes, 26 de julio de 2011

ASOMBROSOS INTENTOS DE FUGA DE UN REO IRACUNDO – JORGE IVAN GALLEGO

Jorge Iván Gallego es uno de los personajes que me gustaría conocer, encontrármelo en la calle, darle la mano y expresarle mi respeto. Y no porque haya realizado un hecho significativo o ganado algún premio o sea ejemplo de conducta y virtudes, si no porque su testimonio es una muestra de lo que se llama tener voluntad de hacer las cosas.

Y quiero referirme a la voluntad. Voluntad no es solo el capricho, el deseo de hacer algo. Voluntad es tener un pensamiento interno que no te abandona en la tarea que emprendes y todos los días y a toda hora esta martillándote la conciencia para que consigas tu objetivo. La voluntad es la que te hace levantar cada día a pesar de los múltiples obstáculos que te encuentras en la vida. La voluntad es la que te permite ponerte en pie cada vez que caes y por supuesto, volverlo a intentar.

Fue la voluntad la que despertaba a  Gallego en la cárcel todos los días con un solo propósito: Escaparse. Y no es para menos, 25 intentos de fuga todos fallidos, derrota tras derrota, hacen de tu vida una verdadera novela donde el tesón  y el coraje son los ingredientes principales de la trama.

Unos apartes de la contra portada del libro que me parecen el mejor resumen de esta maravillosa historia:
“Este libro posee un valor insólito, o poco frecuente, ya que se trata de una compilación de maravillosas derrotas, de quimeras, de centenares de principios y de muy pocos finales. Es la aventura de un hombre que lo intenta todo día tras día pero que nunca logra nadaJorge Iván Gallego Marín emprende la travesía de contar su historia, que trascurre en los más temidos patios de las cárceles colombianas. Se trata de un relato acerca de momentos y lugares equivocados, donde el valor y el miedo, la vida y la muerte, la supervivencia  y el inagotable deseo de ser libre alcanzan cotas imposibles de imaginar…”

Como este libro es de la vida real, aquí les dejo un video que fue noticia nacional cuando el autor del libro se encontraba en la cárcel de Villavicencio y hace su famoso “Vuelo del Halcón”.


Recomiendo la lectura de este libro.

lunes, 18 de julio de 2011

DESESTRÉSATE – DR SANTIAGO ROJAS POSADA

¿Sabia usted que el estrés no es malo?

El estrés no es otra cosa que el estado de defensa que el cuerpo ejerce naturalmente ante un estado de tensión, sin esto no se puede vivir. Lo que sucede es que esta sensación se produce de una forma “buena” y una forma “mala”, así que las enfermedades que se produce por esta tensión se deben a la forma en que canalizamos estas manifestaciones.

El Dr. Santiago Rojas nos presenta estas dos formas de estrés con los nombres: distrés (estrés malo) y eustrés (estrés bueno) y las formas en que debemos encauzar estos sentimientos. Nos hace una lista detallada de los agentes generadores de estrés como el tiempo, la competitividad, las enfermedades, el dinero, las perdidas etc. y los mecanismos que debemos manejar para enfrentar dichas presiones como: la alimentación, la risa, la imaginación, el amor (hacerlo sobre todo jejeje), la buenas relaciones, la respiración, la meditación y la oración.

La risa (NO SONRISA, LA RISA GRANDE A CARCAJADAS), por ejemplo, ayuda a adaptarse a los momentos de tensión y pensar mejor, mitiga el dolor, da bienestar, euforia y provee la células necesarias para combatir virus y bacterias. ¡Así que a reír todo el mundo!

El autor también da una serie de ayudas con factores externos como: aromaterapia, abrazoterapia, musicoterapia, farmanutrientes entre otros.

Una ayuda con la que quede sorprendido. Dentro de la hidroterapia hay un ejercicio muy sencillo que practico hace años. Regularmente me baño con agua caliente pero siempre al final me doy un duchazo de agua muy fría. Este estimulo favorece el equilibrio del cuerpo y relaja de manera inmediata ya que ayuda a la circulación y a controlar cualquier malestar o dolor. Practícalo diariamente, veras los resultados inmediatos.

Una frase dice: “El cuerpo no siempre esta enfermo, esta sediento”. Hay que tomar agua suficiente para mantener el cuerpo limpio de impurezas.

También voy a empezar a consumir Vitamina C (ácido ascórbico) y Omega 3. Estos dos farmanutrientes aumentan las defensas del cuerpo y mantienen limpio el sistema circulatorio.

Respirar, meditar y orar mucho.

Y por favor… Desestrésate.



miércoles, 13 de julio de 2011

LA SILLA NUMERO 18

Desde que vi el número en el tiquete, supe que este viaje seria una historia muy interesante.

Aun retumban en mi mente las tiernas palabras de la señorita que atendía la ventanilla de la famosa empresa de transporte intermunicipal: " Es la única silla que nos queda, usted verá si viaja ahí, porque o si no le tocará viajar hasta mañana"


¿Mañana? Eso era todo un sacrilegio. Había atravesado la ciudad por más de dos horas contra todo obstáculo que se me había colocado en el camino, cosas dignas de una leyenda celta y por sobre todo, tenía que desmentir a toda costa las afirmaciones de mi novia que decía que eso me pasaba por levantarme tarde.

El orgullo y un poco de locura frenética y compulsiva me llevaron a sacar el dinero, estirar mi mano y recibir el boleto que me llevaría a permanecer 6 horas “ahí” como dijo la señorita de la ventanilla, en LA SILLA NUMERO 18.

Todos aquellos que han tenido la oportunidad de viajar en lo que en Colombia llamamos “EuroVan” sabrán de lo que estoy hablando. La EuroVan es una especie de bus mediano de 18 puestos. Si, 18. Donde 18 es el último que, paradójicamente, en esta clase de vehículos no se encuentra en la parte de atrás si no en la parte de adelante, entre el conductor y otro pasajero, en una especie de sándwich humano que para las personas que medimos más de un metro 70 centímetros de estatura como yo, se convierte en toda una experiencia de vida.

El primero en darme una cordial bienvenida fue mi compañero de puesto. Me miro de arriba a abajo con una cara como de: “¿usted se va a sentar ahí? Que embarrada”; como a los 5 minutos  ya estaba en brazos de Morfeo, colocando un grado de dificultad más a mi travesía.

Paso siguiente: buscar conversación con el conductor, eso me distraería un poco. Siempre he tenido habilidades para poder hablar con las personas y entablar buenas pláticas de donde no las hay. El chofer resulto ser más callado que una tumba, no cayó en ninguno de mis anzuelos lanzados como: ¿esta difícil el tráfico hoy no? O ¿ya entro el verano no? Quizás este si dará resultado pensé: Y que, ¿ya abrieron la carretera en el punto del derrumbe o no? Nada. El hombre no me paraba cuidado, además se la pasó hablando por celular, con su “manos libres”, solucionando problemas de toda clase, desde que iba a cocinar la mama de almuerzo ese día hasta las situaciones sentimentales de sus compañeros de trabajo. No, conversar no fue una opción.

Decidí cerrar mis ojos y conciliar el sueño aplicando todos los conocimientos de meditación aprendidos. La respiración, elemento tan importante en mi vida y en mi profesión me ayudaría a despegar de mi mente la incomodidad que sentía al tener clavado en mis rodillas el tablero de mando del pequeño vehículo y la gran molestia de no poder estirar las piernas y en pocos minutos quede profundamente dormido. La felicidad duraría poco, en un momento sentí un golpe certero en mi pierna izquierda. Era el poderoso brazo del conductor junto a su palanca de cambios quienes me sacaron de mi profundo trance y me devolvieron a la realidad con un simple” que pena hermano, ¿lo desperté?” Seguido por una risa socarrona producida quizás por su palillo entre los dientes.

Creo que llevábamos algo más de dos horas de camino cuando nos encontramos con un amigo muy común en nuestras carreteras: el tráfico. Habían cerrado la vía por causa de un derrumbe ocasionado por el invierno que azotaba a nuestro país en esos días. ¡Pero vaya coincidencia! Ese día hacia uno de los calores más impresionantes que había sentido y la orden perentoria del conductor fue que permaneciéramos dentro del mini bus para que ninguno se quedara. Estuvimos detenidos por más de una hora en donde mi único panorama era otro bus interdepartamental que en su carrocería tenia dibujado a un pasajero sonriente, plácidamente sentado en sillas ortopédicas, con su portátil en una mesa reclinable, un café y un slogan que parecía burlarse de mí: “viaje cómodamente… viaje con nosotros”

Con mis piernas completamente dormidas y la desesperación angustiante llevándome al punto de casi explotar en llanto, solo podía consolarme en que a escasas 3 horas de viaje me encontraría feliz en los brazos de mi amada, pasando uno de los mejores fines de semana de mi vida. Frases como: “esto es mucho amor” se repetían una y otra vez en mi cabeza y en un momento de lucidez empecé a pensar en la proeza que sería el viaje de regreso. Eso sería otra historia…




domingo, 10 de julio de 2011

APOCALIPSIS - MARIO MENDOZA

Desde que tengo la oportunidad de trabajar como locutor en el centro de convenciones donde se realiza la Feria Internacional del libro de Bogotá, por cosas del destino ha crecido en mí el hambre por la lectura.

Y digo por casualidad porque fue una afición que no me esperaba, ya que las editoriales siempre han tenido el detalle de regalar ejemplares de sus publicaciones al presentador  de turno y desde hace 5 años ese personaje soy yo. Lo que quiere decir que de cada versión  de la feria del libro puedo obtener por aprecio a mi labor entre 30 y 40 obras.

Este año me regalaron una serie de libros muy particular y esas lecturas también tendrán espacio aquí en Bitácora 8008. Mi humilde visión de lo leído.

Empezaremos esta serie de comentarios con APOCALIPSIS de MARIO MENDOZA.

Siempre me han llamado la atención los libros que se desarrollan en Bogotá, mi ciudad natal y donde actualmente resido. No es lo mismo  para mí que una buena historia suceda en Paris, Londres o Nueva York y que el escritor se esfuerce con prosa diligente en las descripciones de los sitios y las calles; a que sea narrada en las profundidades, quizás no tan hermosas, de mi Bogotá.

Me siento identificado con cada sitio, puedo observar cada avenida, saborear cada comida, percibir cada aroma con tan solo que el escritor mencione una dirección o un lugar en su historia.

Y eso es lo que logra precisamente Mario Mendoza en cada uno de sus escritos. Describir esa ciudad subterránea donde todo lo inimaginable transcurre en el espacio que me rodea.

De eso trata Apocalipsis. Es una historia que como en la mayoría de los escritos del autor, se desarrolla en el bajo mundo bogotano, que abarca varias décadas y que disemina con habilidad pasmosa la vida corriente, de la gente del común, como tú, como yo, en una de las metrópolis más violentas del mundo.

Con este libro Mendoza, cierra una saga de diez libros donde nos ha demostrado los espacios más recónditos del  alma y las pasiones más profundas del hombre.

Recomiendo su lectura.